La publicación de encuestas en campaña electoral es un anabolizante del debate democrático. La conversación pública es sobre cuántos y no sobre qué o para quiénes
Han pasado siete días electorales más desde el pasado domingo, y en la hoguera de la papelera quemé columnas esta semana cuando escribí… De las encuestas, del face to face, del día después y las editoriales, del cartero friend de Fakejóo, del corte del ZapaPresi a Ferreras en La Sexta, del debate parlamentario en la radio y televisión públicas, de los viejos nuevos gobiernos… en el País Valencià (sense blau), en la extrema y dura tierra emérita después de las guerras cántabras, de las censuras que ya llegaron y anuncian las futuras sombras del pasado hoy en ayuntamientos y comunidades autónomas; también escribí de las banderolas contratadas y los carteles pegados, de las reuniones, los actos y los mítines… Después de siete días la campaña va, sin embargo, como la nave… Eppur si muove.
Estamos en la mitad de la campaña, y aún llega el chapapote de debate en Atresmedia con el que comenzamos la primera semana electoral. Es nada edificante dar ganador a un mentiroso candidato a Presidente del Gobierno de España. Cosas de la cultura democrática española. La fuerza del arranque parece detenerse. Las casas de apuestas, digo de encuestas, ultiman sus cocinas. Desbaratar las estimaciones es una lucha asimétrica, pues los medios de comunicación nos martillearán hasta el día legal con los pronósticos, con el último flash, con las cuentas del cuento the winner is… Y seguirán haciendo hasta el último día sus privados trackings para partidos y medios de comunicación. Yo reformaría la LOREG. No debería permitirse publicar encuestas durante el periodo electoral. Su uso como arma comunicativa en la campaña electoral anaboliza el debate democrático. Hablamos de resultados y no de programas, de cuántos y por cuánto, y no de qué o para qué, de para quién o para quiénes.
Hay siete días para evidenciar el retroceso, ahora que podemos ir adelante y sumar otros cuatro años de justicia social, transición ecológica, derechos y libertades, igualdad y fraternidad, memoria y europeísmo, por la paz y el desarme. Tengo para mi que la ausencia de Alberto Nuñez Feijóo en el próximo debate de RTVE es un error. Frena la tendencia de transferencia de votos ultras al PP y da audiencia a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para defender lo hecho, conversar sobre qué hacer estos próximos años, sobre el nuevo acuerdo de coalición de gobierno, y para visualizar con Santiago Abascal lo que significaría la entrada de la extrema derecha en el Gobierno de España de la mano del PP de Feijóo. Ganan los tres del debate y pierde el que no va.
Queda una semana de remontada y sorpresa final el domingo 23 de julio, cuando votemos un nuevo gobierno de coalición progresista y en la oposición la derecha española haga su vía crucis para dejar de ser franquista. Hay partido para movilizar el progreso y remar desde el centro a la abstención pasando por todas las sensibilidades de izquierdas, y para frenar al PP y a VOX y que sigan en la oposición al gobierno de coalición progresista. Mi porra 126 PSOE, 122 PP, 38 Sumar y 36 Vox. Sí se puede este domingo 23J renovar por cuatro años más la confianza en el Gobierno progresista de España. Sí se puede, y se debe, votar PSOE y Sumar.